jueves, 5 de junio de 2014

La cita de las 5

Iba manejando por la calle, pensaba en cualquier cosa pues mi mente tiene la mala costumbre de divagar sin control alguno, mi mente me llevó a tu recuerdo, a tus ojos y a tu boca por un instante, me dejo llevar por el placer de la fantasía, de sentirme entre tus brazos una vez mas, es infantil pues ha pasado mucho tiempo y han pasado muchas cosas en mi vida y quizás también en la tuya, no se nada de ti desde nuestro ultimo encuentro hace ya mucho tiempo, aveces me pregunto que hubiera sido si algunas cosas hubieran sido diferentes, me imagino un presente y un futuro distinto, nuestros sueños hechos realidad, pero también recuerdo el dolor que nos infringimos, las peleas y los gritos desesperados, las mentiras y manipulaciones de ambos, de repente estoy enojada contigo otra vez mientras tu estas a miles de kilómetros quizás, no lo se.
De pronto el ruido de los claxons de los autos me regresan de golpe a la realidad, cruda y fría realidad, tu no existes en mi vida y nunca seras parte de ella, no malinterpretes lo que digo, en realidad no te quiero en mi vida, hoy en día no significas nada para mi, mas que un recuerdo bizarro de mi pasado que quisiera no recordar.
Avanzo por la calle unas cuantas cuadras hasta llegar a mi destino, veo mi reloj y me doy cuenta que he llegado mucho mas temprano de lo que hubiera querido, la gente regularmente es muy impuntual y me molesta llegar tan temprano a alguna cita, pues se que me quedaré esperando un largo rato antes de que aparezca la persona que busco o espero. Apago el motor de mi auto y veo por la ventana un momento, veo pasar a las personas y trato de imaginar que pasa en sus vidas, veo una pareja joven hablando en la caja de un pick up, no puedo escuchar nada de su conversación desde mi lugar de espectadora, pero casi puedo leer sus miradas, como se tocan las manos y de vez en cuando veo como ella recarga su cabeza en su pecho, recuerdo esos años, esos momentos de inocencia y terquedad, de creer que has encontrado al amor de tu vida y que no debes dejarlo ir bajo ninguna circunstancia y luchas contra toda lógica posible, siento nostalgia de momento, extraño ese momento de mi vida en el que creía que el mundo era diferente y que se podía luchar contra todo y contra todos simplemente con el argumento de estar enamorado.
Bajo la ventana, enciendo un cigarro y trato de distraerme con la música de mi celular, mis gustos musicales son algo variados y pasados de moda, me transportan a momentos del pasado, me recuerdan rostros, situaciones y sensaciones, me relajo por un momento y me dejo llevar, pienso en lo que es mi vida hoy en día y soy feliz de haber pasado lo que pasé, pues eso me ha hecho la persona que soy hoy en día y de la que me siento orgullosa a pesar de todo, veo mi reloj, son las 4:49, mi cita es a las cinco, pero prefiero salir a esperar en el sitio acordado, un restaurante al que tanto me gusta frecuentar, me siento a esperar que llegue el mesero para tomar mi pedido, no veo la carta pues ya se desde que salí de mi trabajo que voy a pedir, me toman la orden y espero, enciendo otro cigarro mientras llega mi orden, pasan algunos minutos y de pronto veo llegar a mi cita de las cinco con una flamante sonrisa pues ya me había visto a lo lejos, bajé la mirada para ver la hora, son las 5:15, quince minutos de retraso, levanto la mirada molesta, odio la impuntualidad y lo sabe, pero no busco reprochar algo tan banal.
-Lamento el retraso.
-Ya ordené mi comida, no se que quieras pedir tu - Le respondí ignorando su disculpa.
-Voy a ordenar lo mismo que tu.
-Pedí gato a la plancha - Le contesté sarcásticamente.
-¡Que delicia! - Me contestó con una sonrisa.
-Eres un idiota.
-Y tu eres hermosa.
El mesero llegó con mi orden y el pidió lo mismo que yo, después de horas de platica agradable y una comida deliciosa, vi en sus ojos la razón por la que me casé con el hombre que siempre llega quince minutos tarde.