sábado, 25 de octubre de 2014

Por un momento sentí paz y tranquilidad

Esta es una nueva entrada de E... espero que la disfruten

Por un momento sentí paz y tranquilidad…
Una luz cegadora no me permitía distinguir lo que sucedía a mí alrededor y un gran dolor torturaba mi cuerpo, según me contaron después, solo atine a desmayarme. Sin saber cuánto tiempo había transcurrido me desperté en la cama de un hospital, mi hermano dormía en un sillón en el pulcro cuarto en el cual me encontraba, sentía una gran desorientación además  de nauseas. Mi hermano menor despertó en ese instante, rápidamente me abrazo y rompió en agradecimientos hacia Dios. En ese momento ni siquiera sabía que estaba ocurriendo. Para aumentar mi confusión, entraron  enfermeras y un par de doctores, quienes empezaron a revisar los signos vitales de mi cuerpo, fue entonces cuando note cierta rigidez en una de mis rodillas, al querer mover mis brazos noté también que tenía el brazo izquierdo inmovilizado. Los doctores me explicaban en su ininteligible lenguaje que había estado en un coma por un par de meses…que tuve un accidente…la verdad es que ni siquiera podía recordar nada, solo una gran luz y después…solo paz y tranquilidad.
Mi recuperación fue exitosa, a pesar de quedar lisiado de una pierna de por vida, al cabo de algunos días me permitieron regresar a mi hogar, mi familia estaba contenta por mi regreso…aunque debo admitir que había algo que no estaba bien, por más que le exigía a mi cerebro, no lograba encajar todas las piezas del rompecabezas. Cuando llegamos a casa mi familia me explico con detalles mi accidente… al regresar de una fiesta en mi automóvil, me impacte con un tráiler, el auto quedó destrozado de la parte frontal, tuve fuertes contusiones en la cabeza y cuerpo además una de mis piernas había quedado prensada, los conductores que pasaban dieron aviso a las autoridades y eso ayudó a que los servicios de emergencia llegaran pronto y no sufriera peores consecuencias. Me aclararon  que el conductor del tráiler sufrió heridas leves, que el seguro se había encargado de todo. En ese momento no pude procesar toda la información en mi cabeza así que les pedí me dejasen descansar unas horas , mi hermano me acompaño a mi habitación, ahí tuve de nuevo esa sensación de que algo no estaba bien, si recordaba mi habitación, pero según los doctores estuve un par de meses en coma y esa habitación parecía haberla dejado por lo menos un par de años, por el momento la cabeza me empezaba a doler así que me recosté y mi hermano menor profirió un te quiero y una frase que no me dejo descansar…  “Que bueno que esta vez sí usaste el cinturón de seguridad…”
Las pesadillas no me permitieron descansar como era mi deseo, una pesadilla en la que solo veía una luz y un grito de mujer, algo no  me estaban diciendo, esa habitación era y no era mía, mis padres siempre sinceros ahora no me la parecían tanto, al incorporarme de la cama vi una pequeña foto…era yo… y una bella mujer de negro cabello que sonreía a la cámara mientras me abrazaba… un atroz dolor de cabeza acompaño la traicionera revelación de mi memoria.
Éramos nosotros, recordé nuestro  noviazgo, la boda junto a nuestras familias, me pregunte dónde estabas, ¿acaso seguías en el hospital? ¿Por qué mi familia no me lo había dicho?, trate de levantarme rápido, quería ir al hospital, saber cómo estabas,  la angustia comenzó a invadirme, los peores escenarios llegaron a mi mente, llame a mi hermano y le pedí me llevara a mi casa. Inmediatamente el se dio cuenta que sabía todo, así que sin preguntar nada me acompaño a mi hogar, pero no había nadie…la desesperación se apoderó de mi cuerpo…comencé a arrojar objetos y a gritar tu nombre. Mi joven hermano asustado no pudo detenerme cuando atravesé el umbral de la puerta. ¿Qué te habían hecho?, sin rumbo fijo empecé a deambular por las calles de la ciudad, necesitaba verte, la frustración me nublaba mas la mente al no poder recordar que te había pasado, eran dos meses y sin ninguna noticia tuya, ¿nos habíamos separado y acaso yo no lo recordaba? A pesar de pensar que caminaba sin rumbo me percaté de que estaba cerca de tu antigua casa de soltera, me acerqué tan rápido como mi inútil pierna me lo permitía, pero al estar frente a tu casa vi un gran moño negro en la puerta.
La locura empezaba a hacer efecto en mí, había regresado a nuestro hogar, a recordar la cruda realidad. Estuvimos en la fiesta de unos amigos, me pediste que no bebiera tanto, que teníamos que regresar a casa, una vez más mi alcoholismo me ocasionaba problemas, cuando considere pertinente te exigí subieras al carro ya que no iba a soportar tus quejas acerca de mi problema con la bebida. Me pediste que no manejara, decidí una vez más ignorarte, rogaste que por lo menos me pusiera el cinturón de seguridad, accedí de mala gana y arranque el coche a una excesiva velocidad…gracias a mi borrachera no vi el tráiler que se aproximaba…no tuviste tiempo de usar el cinturón, tu cuerpo sufrió demasiado y no pudo resistir…tu vida se extinguió en el lugar del accidente. Las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas, mire la botella vacía de whisky sobre la mesa…mis demonios dentro de la botella. Entonces supe que jamás sería feliz, que tarde o temprano ardería en el infierno. Busque en el cajón de la recamara y encontré lo que buscaba pero también algo más. Tenía fecha de cuatro meses atrás, un análisis clínico que solicitaste en la clínica…no solo termine con tu vida sino también con la de nuestro hijo no nato.
No soy más que un bastardo que merece lo peor, destruí a mi propia familia y no había más culpable que yo. Necesitaba liberarme y sentir que podía saldar mi deuda…alguna vez leí que aquellos que se quitaban la vida no merecían el perdón de Dios… eso era justo lo que quería para darles retribución por lo que había hecho.

Después de todo el cañón de la pistola no estaba tan frio…esta vez no fue una luz…solo oscuridad.

sábado, 18 de octubre de 2014

Una sonrisa

Esta es una entrada diferente, esta entrada no a sido escrita por mi, pero si por una persona a la que yo aprecio muchísimo y me pidió publicar un poco de su trabajo, de cuando en cuando haré unas publicaciones, no quiere que revele su nombre así que sólo lo llamaremos E... espero que disfruten de su trabajo tanto como yo lo he hecho.

Una sonrisa…una simple mirada…solo eso me bastaba para quedar hipnotizado, la profundidad de tus ojos me llevaba lejos de la realidad, a lugares de mí ser que jamás imaginé. Fue una lástima alejarnos de esa manera pero quizá era necesario por el bien de ambos.
Aquel fue un día gris, no precisamente por el clima, pero la atmosfera se sentía diferente como si me previniera de la catástrofe. Íbamos a vernos en un conocido café de la ciudad; mientras caminaba hacia el lugar de nuestra cita recordé lo que solías llamar los buenos momentos, los cuales te hacían sonreír,  a veces llorar, y entonces caí en cuenta que estabas encadenada al pasado y yo deseaba seguir adelante, entendí que en nuestra relación uno de nosotros estaba de más.
Cuando arribé al lugar, mientras caminaba entre los comensales hacia una mesa, me sentí como el condenado a muerte que sabe cuál es su certero destino, sin saber como yo ya sabía cómo terminaría esta reunión.  Al verte llegar ya no quede deslumbrado como antaño, lejos de sentir cariño hacia ti sentí pena por mí al percatarme de que por ti podría ser un infeliz podría incluso mentirme a mí mismo solo para que la ilusión no terminara. Al verme me saludaste con un tímido hola, Dios moría por darte un beso  pero sabía que si me acercaba te alejarías y si yo me alejaba tu regresarías aunque solo fuese por mantener la triste magia de la costumbre. Una plática banal fue la antesala del desastre. Comenzaste con una letanía absurda de disculpas sin siquiera saber tu el motivo de las mismas a mi no me quedó más salida que dispararte a quemarropa con un “ya sé que esto se acabo no son necesarias las disculpas”. No quedaba más que levantarme y salir del lugar, ¿qué iba a decirte?, ¿Cómo adivinar tus pensamientos?, subí a mi auto, me tranquilice y solo atine a enviarte un mensaje de texto ofreciéndote una disculpa, deseándote lo mejor además de darte la noticia de que por una oferta laboral me iba a otra ciudad; tal vez todo sucedió  en el momento más oportuno para ambos.

Eso ocurrió algunos años atrás pero hoy, mientras desayunaba en un restaurante en la ciudad a la cual me mudé, vi tu silueta a través de los árboles y los cristales, por un momento pensé que la vista me engañaba pero giraste hacia la ventana y entonces te vi, te acercaste a la ventana del restaurante…entonces vi tu sonrisa, aquella mirada…estaba indefenso, las heridas ya habían desaparecido…quizá aun no era tarde para reconstruir…para huir juntos a un lugar mejor, buscar algún lugar perdido,  un mundo mejor  para ambos. Sin que yo me diera cuenta, al quedarme ensimismado en mis pensamientos, te acercaste a mi mesa. Tu voz resonó con un seguro hola, te invité a sentarte y no me rechazaste. Hablamos de los viejos tiempos, ya no eran buenos ni malos, quería saber de tu vida, saber cómo te había tratado mientras yo no estuve a tu lado, saber si esto solo era un roce accidental destino. Supe que estabas de vacaciones en mi ciudad, tu vida era buena hasta ese momento. Ninguno propuso un acercamiento más íntimo, superficialmente sabíamos que no existiría otra oportunidad…esta vez tú te levantaste de la mesa, serena…un beso en la mejilla y un adiós…eso era todo. Respire el aire penetrado levemente por tu perfume y esta vez pude quedarme tranquilo en la mesa con una leve sonrisa en el rostro…con la sensación de que habría pasado si tan sólo te hubiera detenido y decirte que aun te amaba y en el fondo sabía que tu también pensabas lo mismo…pero ya era tarde, siempre fue muy tarde.

sábado, 11 de octubre de 2014

El amor

¿Por que el amor de repente duele tanto?  ¿El ser humano esta hecho para sufrir? No estoy segura de ello, he escuchado a muchas personas decir que el ser humano esta hecho para ser feliz, para disfrutar cada momento y vivir a plenitud, sólo que nosotros mismos nos amargamos la existencia con preocupaciones banales, cosas materiales, etc. Si ese es el caso ¿Porque sufrimos por amor? ¿Acaso el amor es una de esas preocupaciones sin razón de ser?
Yo no he sabido de una sola persona que haya amado sin sufrir, amamos a nuestros padres, pero aveces no están de nuestro lado, en ocasiones con justa razón, pero en otras el ego supera al amor que nos tenemos, el querer tener siempre la razón y demostrarle al otro que esta equivocado.
Amamos a nuestros hermanos, pero las peleas y la competitividad es algo inevitable, muchas veces nos herimos sin siquiera darnos cuenta de lo que hacemos, incluso aveces lo hacemos con tal de hacer sentir mal a la otra persona.
Amamos a nuestros hijos, pero parece que el ser humano esta inevitablemente guiado a la ingratitud, los desplantes y la soberbia.
Y llega ese amor diferente, el que no se da por simple lazo sanguíneo, inevitablemente amamos a nuestra familia, pero este amor es completamente opcional, uno decide si entrar al ruedo o sólo mantenerse como espectador, y aveces parece que es el peor de los amores posibles, puede llevarte incluso a la locura sin remedio, a perderte a ti mismo, a no querer seguir adelante y salir sumamente lastimado.
El amor entre hombre y mujer es el que nos pone a prueba, el que realmente puede sacar lo mejor y lo peor de nosotros, tiene intrigas, pasiones, descontrol, ira, mentiras y traiciones, el amor de este tipo puede matarte y al mismo tiempo darte vida, fortalecerte y debilitarte, hacerte dueño y esclavo todo al mismo tiempo.
El amor es como un veneno que nos vemos demasiado tentados a dejar pasar, creo que no hay manera de evitar el dolor, lo único que queda es disfrutar ese lento veneno mientras vivimos los momentos gratos y estar preparados para los momentos de dolor.

lunes, 6 de octubre de 2014

Máscara La última parte

Me levanto de la mesa después de la cena, estuvo deliciosa pero lo mas importante fue verte sin dolor por un momento, aunque haya sido casi una ilusión, aunque detrás de tu sonrisa fingida podía ver en tus ojos el dolor que sientes, mi único consuelo es saber que el odio que tenías ha desaparecido casi por completo, sólo veo a un niño lastimado y temeroso, pero a la vez lleno de fe de que las cosas quizás puedan ser diferentes ¡pobre infeliz!
Me paro frente a la ventana, puedo ver las luces de la ciudad y algunos coches, pienso en todas las parejas que están en este lugar, pensar que en algún momento hubo amor entre nosotros, reconozco que mucho mas de tu parte que de la mía, me arrepiento de no haber podido amarte aunque sea la mitad de lo que me amaste en su momento, pero tenía el corazón demasiado endurecido como para dejarte entrar al interior de mi ser, sólo te di acceso a una máscara llena de mentiras.
Estaba tan ensimismada  en mis pensamientos que ni siquiera me di cuenta en que momento te levantaste y te paraste a mi lado.
- ¿Que estas pensando? - Me preguntas sin apartar la vista de la ventana.
- En nada en particular ¿Y tu?
- Trato de adivinar tus pensamientos como siempre lo he intentado.
- Y por lo que me doy cuenta no has tenido mucho éxito ¿No?
Volteo a verte para tratar de cruzar tu mirada con la mía, pero esta vez no me miraste ni un instante, no apartabas la mirada de la ventana, supongo que tratas de recordar cada vez que te mentí, tratando de ver si hubo alguna señal que en su momento no viste o tratando de ver si en algo de lo que te dije hubo una pizca de verdad, sobre todo en esos momentos en los que juraba que te amaba y me correspondías.
- ¿Tienes algo que hacer esta noche? - Me preguntaste aun sin mirarme.
- No, no tengo planes.
- Karla, necesito pedirte algo - Me dijiste muy serio.
- Me asustas ¿Que pasa?
Volteaste el cuerpo para quedar frente a frente, me miraste fijo como si trataras de formular la manera correcta de hablarme, me tomaste de las manos, me acercaste bruscamente, me abrazaste y me dijiste al oído.
- Quédate conmigo esta noche.
Me hiciste pedazos con esa petición, no me esperaba algo así, además yo quería que me olvidaras y eso sería algo muy cruel de mi parte.
- No me pidas eso.
- ¿Porque?
- Quiero que me olvides, quiero ser parte de tu pasado, no de tu presente, no quiero que te aprisiones, quiero tu libertad, pero parece que te resistes a ella - Te empuje para demostrar mi seriedad - esto es masoquista de tu parte.
- Lo sé, entiéndeme, dame la oportunidad de estar contigo, una noche más.
Me miraste de arriba a abajo, sentía como me desvestías con los ojos, podía ver como recordabas cada noche que estuvimos juntos, cada caricia, incluso se que recordabas el aroma que quedaba en las sabanas de tu cama, me sentía acorralada de momento, de repente era la presa y supe que lo notaste de inmediato, pues sin temor alguno te acercaste ferozmente y me tomaste entre tus brazos, tus ojos pasaban de mis ojos a mi boca rápidamente.
- No me hagas esto - Te dije.
- No, tu no me hagas esto a mi - Me replicaste - déjame soñar una noche más, déjame tenerte una noche más, dame la despedida que nos merecemos, déjame decir adiós con el aroma de tu piel y el eco de tus besos.
Casi sin darme cuenta estábamos ya entrelazados en un beso profundo, casi embriagador, definitivamente no nos amamos, pero teníamos una innegable química, un magnetismo casi macabro entre nosotros.
Me cargaste a la cama y me miraste por un largo rato.
- ¿Te he dicho lo hermosa que estás esta noche?
- Es posible - Te contesté con una sonrisa - Pero sabes que no lo recordaría.
- Te ves hermosa esta noche.
- Lo sé.
Me desvestiste con una paciencia y delicadeza sin precedentes, como si disfrutaras cada segundo que pasaba y no puedo negar que yo también los disfrutaba, hicimos el amor con una sorprendente dulzura, los momentos de ira que habían pasado hace un momento habían quedado atrás, más que desnudar tu cuerpo sentía que estaba desnudando tu alma una vez más, de repente el miedo se iba de tu ser, pasaron las horas hasta que al final quedamos profundamente dormidos.
Me despertó el sonido del teléfono del hotel, sin abrir los ojos levanté la bocina.
- Bueno.
- Buenos días, la llamo por el servicio de despertador que solicitaron.
- Joven ¿Que hora es? - Le pregunté algo exaltada.
- Son las 6 de la mañana.
- Gracias.
Colgué y me levanté directo al baño, pero antes de llegar me di cuenta que ya no estabas, no le di mayor importancia y me bañé, tomé un largo baño con agua caliente para relajarme, pues el despertador que obviamente yo no había solicitado me despertó en tiempo perfecto para prepararme e ir a trabajar sin mayor prisa.
Al salir de la regadera a buscar mi ropa, me di cuenta que en la pequeña mesa de la habitación había una nota, me sequé bien las manos para no mojar el papel y comencé a leer.

Karla
Gracias por tu sinceridad, a pesar del dolor, fue algo que necesitaba para poder dejarte ir, me fui antes de ti para no tener que despedirme una vez más, pues ya han sido muchas despedidas a lo largo de estos años, el amor que siento por ti no ha desaparecido, sólo se a transformado, jamás voy a olvidarte y por fin ya no siento rencor.

Mis ojos estaban empapados de lágrimas, no por que te fueras, no por saber que quizás nunca nos volveríamos a ver, eran lágrimas de felicidad, por que por fin ambos podíamos ser libres.