sábado, 12 de julio de 2014

Máscara parte III

-¿Fue con diferentes personas?
-Si.
-¿Los conozco?
-Si, a algunos - Te miré con mi característica frialdad a los ojos - no insultes tu inteligencia, me imagino que sabes quienes son.
-Imaginar es una cosa, yo necesito certeza.
Se hace un silencio sepulcral en la habitación, tienes atoradas en la garganta todas las maldiciones que siempre has querido decirme, pero te detiene el mismo dolor que te ata a mi, es extraño como puedes odiarme y en el fondo seguir amándome, es un amor diferente al que me tenías algún tiempo atrás, es un amor corrompido por la maldad y la crueldad con que nos hemos tratado, no puedes perdonarme y no quiero tu perdón, sólo quiero que seas parte de mi pasado y yo ser lo mismo en tu vida, quiero que me olvides pero se que te cuesta trabajo olvidar lo que tu pensabas que era, te cuesta darte cuenta que te equivocaste conmigo y simplemente yo no era lo que tu pensabas.
-Yo se que también tu me engañaste - Te dije de golpe.
-Es diferente - Me contestas mirando a otro lado.
-¿Porque?
-Por que yo lo hice por que estaba herido, por que quería vengarme de ti.
-¿Y se puede saber que conseguiste con eso?
Después de vacilar por unos segundos que a mi me parecieron horas te levantaste a servir otra copa de vino y me la ofreciste antes de sentarte para seguir hablando.
-No conseguí nada porque no puedo herirte y lo sabes.
-Si me heriste.
-Herí tu orgullo que es diferente, ese tipo de cosas sólo duelen cuando sientes amor por la otra persona, tu sólo te ofendiste por razones banales y por como tu quedaste ante los demás.
Bebí un sorbo a la copa mientras pensaba en como responder a eso, sabía que era cierto pues en realidad no me lastimo por amor, por despecho, te miré fijamente y me di cuenta de que ansiabas que te mintiera una vez mas, que te dijera que si te amé y que por eso me habían dolido todas las vilezas que me habías hecho, pero no puedo seguir engañándote, simplemente no puedo más.
-Tienes razón - Puse mi copa en la mesa para proseguir - Pero un engaño es un engaño y no puedes vivir eternamente escudándote en lo que yo te haya hecho.
-¿Sabes que es lo peor de todo? En el fondo yo sabía todo lo que pasaba pero me negaba a creer que me mentías.
-Es el momento de que te quites la venda de los ojos que para eso estamos aquí.
Después de mirarme por un largo rato, pude notar como tu mirada cambió y el odio se iba desvaneciendo, te sentaste en la mesa para quedar frente a mi, me acomodaste un mechón de cabello que tenía en el rostro y me sostuviste el rostro entre tus manos.
-¿Puedes creer que aún me tienes embrujado? - Me dijiste con los ojos llenos de lagrimas.
-No te hagas esto - Te respondí mientras quitaba tus manos de mi cara - Quiero que empieces de nuevo y que me olvides, así como yo te he olvidado.
-Es difícil para mi.
-Tienes que darte cuenta que te enamoraste de una mentira, cuando te des cuenta de eso, las cosas serán mucho mas fáciles.
El sonido de la puerta nos saca de golpe de nuestra conversación, habías pedido que nos trajeran la cena a las 8 de la noche, yo no lo sabía, creo que ni siquiera creí que íbamos a necesitar tantas horas encerrados para hablar, había dos platos y uno de ellos con mi comida preferida, si bien yo no me imaginaba estar tanto tiempo juntos, creo que tu tienes en mente una velada bastante larga.
Le diste una generosa propina al botones y cambiamos el tono de la conversación a uno mucho mas ameno para la cena, de pronto era como si no hubiera pasado nada, hablamos de nuestras carreras y nuestro futuro profesional sin mezclar emociones y bromeamos un poco, parecíamos los buenos amigos que alguna vez fuimos y después de esta noche no volveremos a ser.